La importancia de tener una marca con carácter, exitosa y capaz de conquistar el corazón de tus clientes.

Vivimos en un mundo globalizado. Ya no existen prácticamente barreras entre regiones o países. Este fenómeno nos obliga, hoy más que nunca, a destacar nuestra empresa de la competencia. No podemos conformarnos con ofrecer un buen producto o servicio. Nuestra marca debe ser la mejor, tener carácter, ser exitosa y capaz de conquistar el corazón y la mente del público. Así, y sólo así, conseguiremos triunfar, porque la competencia es cada vez mayor y mejor.

Una marca con carácter

El primer paso que debemos hacer es analizar nuestra marca y hacerla única y brillante. Imagínate el inicio de un negocio como un diamante en bruto, abandonado en el lecho de un río o incrustado en una roca marrón y arenosa. Está claro que es un mineral especial, pero estando sucio y cubierto de arena o algas puede que no resalte en absoluto. Sin embargo, allí está, siendo extraordinario y diferente del resto de piedras.

Construye un diamante con cuerpo y esencia.  Una marca cargada de personalidad, desde el aspecto más importante hasta lo que te pueda parecer más insignificante. Porque una marca es un todo.

Una marca es la percepción que tenemos de un producto o servicio, su nombre, su logo, su imagen, su personalidad, su historia, su filosofía, sus empleados, su cultura, la forma que tiene de interactuar con sus clientes y trabajadores, la forma que tiene de interactuar  online, en las redes sociales, cómo se da a conocer… En definitiva, es cualquier característica que identifique ese producto o servicio y que lo hace diferente del resto. Así de simple y así de complicado.

Sin embargo, ese todo debe ser compacto, sólido, sin fisuras, como un diamante fuerte e irrompible. Todas y cada una de las características de una marca deben estar estructuradas en perfecto equilibrio, en consonancia las unas con las otras. Si tu marca se dedica a vender espuma brillante para pelo no puedes tener un logotipo de lo más clásico, un packaging poco original, hablar de usted al público, dirigirte a él con métodos arcaicos utilizando solo metodología de marketing tradicional y yendo a ferias concurridas por gente mayor. Cualquier acción citada anteriormente te conduciría al fracaso absoluto. Es un claro ejemplo de lógica y sentido común ¿no crees?

El verdadero secreto radica en el público. Cuanto mayor sea nuestro conocimiento sobre el público a quien nos dirigimos, mayor será nuestra posibilidad de triunfar. Analiza a tu target, estúdialo bien. No basta con saber su sexo, su franja de edad, su lugar de residencia y a qué se dedica. No, eso no es suficiente. Conócele a fondo. Descubre cuáles son sus aficiones, sus preocupaciones, sus sueños, sus objetivos en la vida, qué es lo que realmente le motiva… Sumérgete en su vida como si fueras su mejor amigo o su amante.

Siguiendo el ejemplo anterior, es fácil pensar que a los jóvenes no les gusta que les hablen de usted ni les gusta ir a ferias aburridas. Pero debes dar un paso más, o diez más. Piensa que hay mucha competencia. Debes convertirte en la única laca que deseen ponerse para salir. Y ¿cómo conseguirlo?

Una marca que enamore

En el siglo XXI, las decisiones de compra no se producen de forma racional. Con tanta oferta en el mercado, las emociones son un elemento cada vez más importante en el proceso de compra. Las estrategias de marketing más novedosas trabajan en este sentido. Haz tú lo mismo.

Pon en práctica el marketing emocional y no te centres solo en exaltar las magníficas cualidades de tu producto o servicio. Dedícate a crear emociones.  Tus futuros clientes deben sentir que la marca, tu marca, forma parte de ellos, de su estilo de vida. Conquístales.

Sé sincero y transparente con tus clientes. Si te equivocas, no intentes ocultarlo. Demuéstrales que has aprendido de los fallos cometidos.

Comparte tu historia. Y recuerda, no hay historias malas, simplemente hay que saber contarlas y conectar con el público.

Genera emociones inolvidables y cuida los pequeños detalles. Es difícil generalizar porque cada marca es única. Pero si conoces bien a tus clientes seguro que descubrirás cómo llegar a ellos.